Calpe, una joya bañada por las aguas cristalinas de la Costa Blanca, emerge como un enclave que fusiona el pasado con la naturaleza en un cuadro de maravillas. En su escenario dominante, el imponente Peñón de Ifach, el horizonte se pliega ante una majestuosidad rocosa que cuenta historias de siglos y abraza el mar con devoción. Sin embargo, en las entrañas de esta localidad mediterránea residen secretos que desafían la simpleza de su silueta costera, y es en la búsqueda de estos tesoros que se inicia un viaje inolvidable.
Las huellas de la historia, estampadas en su casco antiguo, conforman el alma de Calpe. Un paseo por sus calles coloridas y callejuelas serpenteantes es como sumergirse en el pasado marítimo de la ciudad, donde cada rincón parece susurrar cuentos de navegantes y comerciantes. Entre estas históricas arterias, emerge la Calle Puchalt, apodada con cariño "la calle de las Banderas". Su fama, alimentada por los escalones pintados y las banderas ondeando al viento, la convierte en un lugar icónico que atrae a los visitantes y se convierte en un rincón fotografiado sin cesar.
Siguiendo el trazado de la narrativa urbana, la Calle Gabriel Miró se despliega como una cálida bienvenida a la parte más turística de la ciudad. Este rincón bullicioso y animado está salpicado de restaurantes que ofrecen delicias culinarias, brindando a los visitantes la oportunidad de sumergirse en sabores locales y recetas auténticas. La Plaza de la Villa, por otro lado, es un relicario histórico donde las murallas y las ruinas romanas se elevan como testimonios vivos de un pasado que se integra con el presente. Aquí, la historia cobra forma y sustancia, ofreciendo un vistazo a las raíces de Calpe.
El Paseo Príncipe de Asturias, que se extiende a lo largo del puerto de Calpe, es un corredor de ensueño que une la majestuosidad del Peñón de Ifach con las aguas azules del Mediterráneo. A lo largo de su recorrido de más de un kilómetro, este paseo escénico es un lienzo donde el mar y la roca se entrelazan en una danza incesante. Aquí, el vaivén de las olas acaricia la costa mientras los ojos se elevan hacia los más de 300 metros de roca calcárea que se yerguen en una posesión imponente. Es una experiencia que transmite la grandeza de la naturaleza y la insignificancia del individuo frente a la vastedad del océano.
Pero Calpe no se contenta solo con asombrar a través de su perfil costero. Su naturaleza es un regalo que se despliega en matices sorprendentes. Las salinas, donde flamencos curiosos despliegan sus alas y añaden pinceladas rosadas al paisaje, ofrecen una paleta de colores que ilumina el entorno. Aquí, en este santuario aviar, los amantes de la observación de aves encuentran un lugar donde los sueños alados se hacen realidad. Los senderos que serpentean por la Sierra de Oltà brindan panoramas de ensueño, mientras que el Paseo Ecológico que se aventura desde Benissa hasta Calpe es como un camino de secretos bien guardados que conducen a calas remotas y playas recónditas.
Las costas de Calpe son un himno a la diversidad. Desde las playas de Levante - La Fossa y l’Arenal-Bol, donde la arena fina y dorada es un lienzo perfecto para la relajación y la diversión bajo el sol, hasta las calas íntimas como El Racó y Calalga, donde las rocas y el susurro del viento crean un refugio de serenidad. El puerto, animado y lleno de vida, palpitando junto al Peñón de Ifach, es un microcosmos donde la pesca y el placer convergen en una danza armoniosa. Aquí, los productos locales frescos se convierten en delicias irresistibles, y el Real Club Náutico de Calpe agrega su propia dosis de encanto náutico al paisaje.
La riqueza histórica de Calpe se materializa en lugares como el yacimiento romano Baños de la Reina, donde las piedras guardan los ecos del pasado. Monumentos como los restos de murallas y el Torreó de la Peça, que alberga el Museo de Coleccionismo, son ventanas que se abren al pasado y permiten a los viajeros explorar los vestigios de eras pasadas. La iglesia de Nuestra Señora de las Nieves y los edificios de Ricardo Bofill, como la icónica Muralla Roja, añaden capas a la narrativa cultural de Calpe, una historia tejida a través de los siglos.